Después de El Mochuelo en Bogotá
Por Moisés D. Martínez Mendoza (@cpersonalmoises) Mochuelo cantor, El Salado – Bolívar
Esclavo negro cantá, entoná tu melodía
Canta con seguridad, como anteriormente hacías
Quién pensaría que aquél regalo de novia se convertiría en el símbolo de los Montes de María, en la fe y la esperanza de todo un territorio que a unísono canta:
Porque mochuelo soy también de mi negra querida…
Esa negra que todos llevamos en el corazón. ¡Vaya papel el que le ha tocado al Mochuelo!
Es recoger en su canto las voces de miles de personas esclavizadas por la violencia pero que rompieron sus yugos y caminan libremente llevando consigo la identidad y la memoria de su gente, ser mochuelo es cantar para que el territorio vuelva a brillar, es volar muy alto entre las nubes, con el regocijo de la historia entre las alas de la memoria que hacen de este Mochuelo un ave única.
El Mochuelo vuelve a alzar su vuelo, no sin antes haber dejado un nidito con mochuelitos y mochuelitas cantoras que tendrán el trabajo de preservar el legado del Mochuelo mayor en la capital, que aún siendo fría, su gente hace de ella un recuerdo exacto de nuestro rancho con el calor del sol sobre sus palmas. Ahora vuelve a casa, con una experiencia maravillosa, ‘El Mochuelo’ ahora anidará al río Magdalena, para llevar a sus coterráneos la esperanza que la guerra intentó llevarse, lo que no sabía era que Montes de María es un territorio donde el canto y la memoria podrán contra cualquier pájaro invasor que quiera quedarse con el nido.
Mochuelo, pico’e maíz y ojos negros brillantinos
como mi amor por ti,
entre más viejo más fino
como mi amor por ti,
entre más viejo más fino