La investigación etnográfica que se desarrolló en paralelo con la fundamentación comunitaria del proyecto MIM fue formulada con el propósito de posibilitar el diálogo vivo de memoria y proyección del campesinado en el territorio de los Montes de María, con sus protagonistas. Se orientó con la pregunta por el futuro de un proceso colectivo que no tuvo la oportunidad de mirarse a sí mismo con el suficiente tiempo y cuyo declive se explica en contextos adversos de la violencia, de la cual ellos mismos fueron las primeras víctimas al resistirse a la implantación de modelos agrocapitalistas de los cuales no resultarán nunca favorecidos.
La investigación tuvo 3 ejes narrativos:
- El surgimiento de los procesos organizativos en el territorio, la narración individual y colectiva sobre la tradición asociativa y su relación con un territorio marcado por la convergencia de pueblos y culturas insurrectos (palenqueros, indígenas) y por comunidades histórica y actualmente organizadas en gremios (tabacaleros, cosecheros algodoneros, dobladoras de tabaco, y ahora, como víctimas del conflicto armado).
- La situación de crisis de la organización campesina regional en los años 80 y su relación con la crisis de violencia extrema de finales de los 90 y el primer quinquenio del siglo XXI, sus dificultades, resistencias, alcances y retos.
- La situación de la organización campesina hoy, sus motivaciones, sus métodos de trabajo, sus objetivos y los resultados alcanzados hoy.
En una lógica diacrónica, esta investigación siguió dos objetivos claros: la narración y socialización de la memoria para el fortalecimiento del movimiento campesino y, dos, apoyar los procesos de pedagogía organizativa para la formación de nuevos liderazgos en el territorio, con capacidades para el ejercicio de la soberanía y la autonomía territorial, la formulación de política pública regional y nacional y, la formulación e implementación de medidas de reparación y restitución a personas afectadas por el conflicto armado en el territorio para la No repetición.
Para ello debemos partir de una premisa central y es la pregunta por la creación y el accionar de un movimiento social de carácter campesino en el territorio de los Montes de María y en el país. Si bien la ANUC logró aglutinar en una muy buena parte las motivaciones y expectativas del campesinado en un momento determinado, su surgimiento y evolución estuvieron condicionados a las medidas gubernamentales de control territorial y gremial que en todo caso no tuvieron continuidad ni consonancia actual con los lazos comunitarios y organizativos creados en el territorio de las sabanas de Sucre, Bolívar y Córdoba desde comienzos del siglo XX.
Quiere decir ello que una perspectiva revolucionaria, transformadora y sostenible favorable para el campesinado nunca tuvo lugar, no fue contemplado así por sus creadores, y tampoco finalmente, por sus representantes, lo que finalmente se refleja en su fractura y declive en la década de los 80. Quiere decir lo anterior, que el movimiento campesino como tal, no se expresa solo desde la gesta de la ANUC, y tampoco se agota en su posterior debilitamiento. Los procesos organizativos continúan en medio de la más profunda crisis de violencia en el territorio y en muchos casos se trasladan (desplazan) con sus habitantes a los lugares en los cuales las familias buscaron refugio, cuyo mejor correlato son las gestas de los retornos, motivadas y organizadas todas en el exilio y sin el apoyo ni acompañamiento anunciado por el Estado.