La indagación hecha hasta el momento para comprender la trayectoria de los procesos organizativos campesinos en el territorio definido como los Montes de María, nos ha mostrado que, se debe hacer una consideración socio-histórica al escenario en el cual nos estamos enfocando. El primer aspecto a tener en cuenta, tiene relación entonces con la manera como los diferentes proyectos estatales e institucionales de carácter económico y político, han bosquejado el mapa del territorio hoy conocido como los Montes de María y las dinámicas que en él han acaecido, como resultado de los modelos socio-políticos y culturales establecidos allí, entre los cuales además, debe tenerse una consideración especial a los mapas de la evolución del conflicto armado en el país.
Para Avella[1], es necesario llamar la atención sobre la forma como se ha pensado el espacio de la región de acuerdo al lugar de enunciación interno o externo, local o nacional. En ese sentido la producción del espacio centralista no se adecúa a las características históricas, culturales, étnicas de cada espacio regional, asumiendo que desde una visión geográfica producida localmente a nivel regional parte de la base de que los problemas regionales no pueden ser resueltos con decisiones centralizadas. Desde su perspectiva y compartiendo esta premisa, los estudios regionales contribuyen a la construcción de políticas de planeación y ordenamiento espacial y territorial.
Este investigador hace un estado del arte sobre la producción académica de la geografía de la región Caribe. El autor afirma que el Caribe es de las pocas regiones del país sobre la que se han hecho análisis detallados sobre los procesos agrarios desde antes de los años cincuenta. En su argumento enuncia que el Caribe colombiano se diferencia de las tendencias en el resto del país, pues en la época comprendida entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX las migraciones se hicieron justamente hacia zonas en donde hubo más violencia rural.
Uno de estos estudios llama nuestra atención ya que es el primer documento en el que encontramos un mapa del territorio de los Montes de María definido y nombrado de esta manera y a partir de allí todos los estudios y análisis reproducen hasta la fecha esta propuesta sin que hasta el momento encontremos una diferente. En efecto, cuando son referidos los municipios comprendidos por esta región en diferentes análisis[2] se toma como fuente común las observaciones realizadas en el documento PROMONTES, construido con el auspicio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- a propósito de la apertura y puesta en marcha del Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María, y cuyo propósito era precisamente sensibilizar y apoyar la estructuración del PDP en la región de los Montes de María[3].
El objetivo principal de configurar un documento de este tipo, fue la necesidad de contar con un instrumento que orientara las intervenciones institucionales en la zona. En este contexto, en el año 2001, se suman a las iniciativas departamentales de Bolívar y Sucre, en cabeza de los gobernadores Luis Daniel Vargas y Salvador Arana Sus, respectivamente, y los Alcaldes de los municipios de la zona, creando un Convenio de Competitividad Territorial para el Desarrollo Económico y Social de la Subregión Montes de María, que diera como respuesta “la intervención directa e inmediata del gobierno nacional, en procura de acciones conducentes a solucionar los crecientes problemas de orden público, pobreza, impunidad y corrupción que azotan a los Montes de María”.[4]
Como lo afirma el documento una vez ingresa el PNUD a esta plataforma institucional, “lo más importante de dicho análisis, fue concluir que todos los posibles proyectos a ejecutar en la zona, requerían un marco de concertación que garantizara la viabilidad política de las acciones, y un apoyo técnico para sensibilizar y estructurar, a partir de las prioridades de gestión identificadas en el Plan Integral, un Programa de Desarrollo y Paz para la región”.
Desde entonces el mapa geopolítico con el cual se han inscrito diferentes acciones institucionales y estatales, ha sido el referido en dicho documento, con la inclusión de Sincelejo y Corozal como escenarios de especial atención dada la fuerte dinámica de recepción de población desplazada en estos municipios. No se incluía entonces Cartagena ni las ciudades fronterizas de Venezuela, lugares a los que como lo mostrará el tiempo, se constituyeron en los importantes focos de recepción de población desplazada a partir de la década de 1990[5].
Un siguiente paso en la indagación, y especialmente en función el Museo Itinerante de la memoria y la identidad de los Montes de María, nos conduce inevitablemente a la exploración de los indicadores con los cuales fueron hechos los mapas, los criterios de inclusión-exclusión de algunos municipios y los diferentes tipos de relacionamientos sociales internos preexistentes entre los diferentes escenarios locales, como por ejemplo las asociaciones de municipios creadas todas en la década de los 90 con el fin de “facilitar, entre otras cosas, la consecución de recursos que financien proyectos regionales de envergadura”[6]. Estas iniciativas fueron: a) La Asociación de Municipios de los Montes de María, creada en junio de 1994 en San Juan Nepomuceno (Escritura Pública #214 de junio 2/94), está conformada por los municipios de El Carmen de Bolívar, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, El Guamo, Zambrano, Córdoba, Calamar y Maríalabaja en Bolívar y el municipio de Ovejas en Sucre. Esta asociación tiene su sede en El Carmen de Bolívar; b) ASOMONTES, constituida en Ovejas el 12 de marzo de 1996 y conformada por los municipios de Ovejas, Chalán, Colosó y Morroa; c) Los municipios de San Onofre, Toluviejo y San Antonio de Palmito hacen parte de ASOMAR, igualmente constituida en el año 1996; d) El municipio de Los Palmitos es socio de la asociación ASOSABANA, que se constituyó el 28 de mayo de 1996 con los municipios que hacen parte de la subregión sabanas del departamento de Sucre; e) El municipio de Maríalabaja hace parte de la Asociación de Municipios del Norte de Bolívar, que fue creada el 13 de marzo de 1996 en el municipio de Arjona (Escritura Pública #79)[7].
Y sin embargo allí, es otro nivel de relacionamiento el que llama principalmente nuestra atención, esto es, el de la movilización social, sus objetivos, sus redes, sus alcances, sus proyecciones y su devenir. Esto es: la tradición asociativa en Montes de María. Este paso obedece principalmente a la necesidad de entender las dinámicas poblacionales sectoriales y sus intereses, las redes preexistentes que explican los vínculos interlocales allende la explicación común sobre el conflicto armado como correlato de su identidad ante el país como un solo ente territorial y que constituye el principal motor de dinamización de planes de intervención de un área delimitada intencionalmente.
La indagación seguramente nos llevará a entender los lazos tejidos desde los mismos años 20 y 30 con las llamadas Ligas Campesinas y el paro sindical protagonizado por mujeres tabacaleras en los años 30, y cuyas principales evidencias han ya dado luz en los ejercicios de entrevistas individuales con viejos líderes sobrevivientes de los procesos organizativos y sindicales y con fundadores de la más tardía Asociación Nacional de Usuarios Campesinos –ANUC- creada mediante decreto 755 del 2 de mayo de 1967.
En este orden de ideas, es necesario mirar el territorio con mayor profundidad, para no caer en la partitura de la guerra como nodo permanente y explicativo de todo, nuestra mirada ahora se vuelca sobre las otras formas descriptivas y narrativas que pueden dar cuenta de un territorio común y de sus dinámicas sociales, culturales y políticas. Por ejemplo, para el Observatorio del Caribe colombiano, la región es descrita en términos de potenciales económicos y productivos como: “una región geográfica conformada por 15 municipios de los departamentos de Bolívar y Sucre, (que) cuenta con una ubicación estratégica que favorece la comunicación de la región Caribe con el centro del país, convirtiéndose en un corredor estratégico de acceso, comunicación y conexión entre los mercados locales y regionales, con gran potencial productivo en materia agropecuaria, artesanal, pesquera y ecoturística. La riqueza natural, paisajística y cultural, representada en su amplia biodiversidad de fauna y flora y etnias que otorgan al territorio una población orgullosa de su cultura, tradiciones y manifestaciones artísticas y folclóricas; con una gran disponibilidad para asumir procesos de desarrollo (Unisucre, 2009)[8].
Desde allí es claro que, la identidad que contiene las potencialidades[9] del territorio que se ensancha desde la Serranía de San Jacinto, sus estribaciones y las sabanas que se extienden en sus faldas, no siempre estuvo supeditada a la imagen violenta con la cual hoy es reconocida en el resto del país. Sin embargo, no podemos ignorar que ha sido justamente esa ventaja comparativa la que terminó por llamar la atención, los intereses y las acciones de los actores de la guerra para obtener su control territorial.
Por ahora cabe concluir en este acápite, que, la iniciativa reciente (desde 1997 y hasta la fecha[10]) de intervenir una zona del país de altísima conflictividad social por un lado, materializada en la creación del Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María, es entonces una respuesta modelada ante la consumada imagen como zona conflictiva, precisamente por ser el escenario de toda una estela de acciones de violencia armada e institucional protagonizada por sectores radicales y armados en su lucha por el control territorial de un corredor estratégico entre el interior del país y el litoral Atlántico, y el oriente y el occidente a través del eje Santa Marta – Barranquilla – Cartagena por los cuales han circulado desde hace más de un siglo todo tipo de mercaderías e insumos para la producción agrícola y ganadera y también armas y droga, especialmente en la segunda mitad del siglo XX procedentes del sur de Bolívar y del Magdalena Medio, otro corredor estratégico para el comercio de todo tipo de bienes y también de insumos para la producción de la pasta de coca.
Esta apuesta desde las instancias que respaldaron en su momento la creación del PDP para Montes de María, asumía desde un principio que la carga identitaria que reposaba sobre su mapa tenía relación directa con el conflicto armado, y se confiesa reactiva a esa condición y justifica su trabajo precisamente en la necesidad de visibilizar “otros contenidos”. Su apuesta por la región[11] representaba un reto que desafortunadamente aún no se cumple y que lejos de lograrlo, hoy brillan por su ausencia los avances y son reclamados los resultados de todo su trabajo para el territorio.
Para quienes formulan el mapa del territorio que hoy se conoce como la Subregión de los Montes de María, la tensión entre una región visible a propósito del conflicto armado y una región invisible en sus luchas y en sus riquezas, genera una gran contradicción que redunda incluso en el mismo quehacer institucional.
[1] Avella, F. (2006). Geografía del caribe colombiano. Estado del arte. En A. Espinosa Espinosa, Respirando el Caribe (Vol. II, pp. 1-25). Bogotá: Editorial Gente Nueva Ltda.
[2] Ver también estudios realizados sobre estos mapas en: Análisis Regional de los Montes de María, Ideas para la Paz. (2011) http://www.ideaspaz.org/portal/images/stories/pdfs/montesdemaria.pdf. Ver: Visión prospectiva de los Montes de María 2032. Lineamientos estratégicos de la subregión (Cuadrado Morad, 2012). Ver: PODEC. (2011, Marzo). Análisis del plan de consolidación de Montes de María. Una mirada desde el desarrollo, la democracia, los derechos humanos y la cooperación internacional. Cuadernos de Cooperación y Desarrollo, 6. Bogotá: CÓDICE Ltda. Ver: PNUD. Los Montes de María: Análisis de la conflictividad. Junio de 2010. Ver: Visión prospectiva de los Montes de María, 2032. Lineamientos estratégicos de la subregión. ASDI – PNUD. 2011.
[3] PROMONTES, Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María. PNUD. CORPORACIÓN TERRITORIOS, UNIVERSIDAD DE CARTAGENA. CONVENIO COL. 01/054 BOGOTA D.C. 2003
[4] Op Cit.
[5] Entre la década de los 40 y 50, hubo un éxodo sin precedentes calculado en más de 30.000 personas que huyeron de la violencia agenciada por los grupos armados constituidos como reacción a los levantamientos armados que caracterizaron la violencia de los 50. Sin embargo no hemos encontrado aún un estudio con mapeos que registre los destinos hacia donde se dirigieron las familias desplazadas.
[6] Op. Cit. Pp.16
[7] Op. Cit. Pp.17
[8] Observatorio del Caribe Colombiano (Ocaribe). 2011. P.30. Gobernabilidad con visión de futuro desarrollado por el Departamento Nacional de Planeación. Este documento es el resultado de la Construcción de la Visión Prospectiva y Estrategias de Desarrollo de los Montes de María (MMa). Aquí se presenta la descripción del proceso y los productos obtenidos desde febrero hasta finales de junio de 2011.
[9] Polo Acuña (2006) hace un estudio sobre la producción histórica en el caribe y cita algunos autores que han trabajado los temas de género, etnicidad, raza, relaciones entre nación y región, ciudadanía y educación, y las relaciones entre cultura popular y espacios festivos. Entre estos autores se encuentra Marta Herrera Ángel, Peter Wade, Edgar Gutiérrez Sierra, Luis Alarcón entre otros. Sobre el trabajo de Marta Herrera el autor dice que en él confluyen los análisis históricos y geográficos para develar el ordenamiento espacial y su relación con el control político en las llanuras del caribe durante el siglo XVIII. Ya hemos iniciado una lectura minuciosa de sus propuestas a la luz de lo que puede significar pensar el territorio desde sus fronteras y sus vínculos internos propiciados con la dinámica social, cultural y económica.
[10] Es en este momento de la historia de la violencia en el territorio, que el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, “argumentando la gravedad de la situación, en 2002 decidió crear una Zona de Rehabilitación y Consolidación en Montes de María (o zona especial de orden público), cuya principal consecuencia fue la de continuar afectando los derechos y garantías de la población, pero ahora desde el Estado central”. Ver: Ricardo Vargas Meza, El reordenamiento violento de territorios: el caso de Montes de María. En el Portal de Razón Pública http://razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/2457-el-reordenamiento-violento-de-territorios-el-caso-de-montes-de-maria.html
[11] En el documento se define el concepto región como: un espacio natural, que como producto de la ocupación humana, ha articulado una estructura económica compartida por un conjunto de asentamientos, presenta dinámicas sociales, culturales y económicas particulares y en su relación con el Estado y el conjunto de regiones que integran la nación, avanza dentro de un proceso de desarrollo que en sus logros o deficiencias determina la generación de beneficios para el conjunto social que la conforma Para que la generación de beneficios sea suficiente y favorezca al conjunto de la población, se requiere de acuerdos entre los diferentes grupos sociales y actores que la conforman, para definir y buscar alternativas que consoliden la dinámica económica, mantengan las condiciones de la base natural y orienten un proceso de desarrollo.